Existe una diferencia sustancial entre cultura organizacional y clima laboral. El clima es la manifestación de lo que ocurre en la cultura. El detectar un mal clima laboral puede deberse a diversas causas relacionadas con aspectos culturales que van desde estilos de liderazgo, motivación, relaciones interpersonales, y modelos de gestión.      Haciendo una analogía en el caso de haber dificultades en  la empresa,  el clima podría ser como la fiebre, es decir el síntoma, y la cultura sería lo que la genera, por ejemplo el tipo de infección.

No basta con quedarse en una visión superficial o en la epidermis de la realidad organizacional.    Incluso un clima laboral que aparentemente es bueno o agradable puede estar cimentado sobre fundamentos frágiles a nivel cultural.   Esto se nota especialmente en momentos de crisis o dificultades en el cual los líderes y miembros de la empresa no pueden sobrellevar dichas situaciones en base a una visión clara, y el convencimiento e identificación desde la unidad en medio de la adversidad.

Cada empresa tiene una historia, tradiciones y valores corporativos que dan cierto fundamento y horizonte a la cultura de la empresa.    Así mismo, la  empresa al ser una comunidad de personas, cada miembro le imprime un carácter y modo de ser a la organización.  Por ende,  cada cultura en la organización es única pues sus miembros la van configurando con sus características y personales, lo cual requiere de parte de los  líderes un diagnóstico cada vez más preciso de las distintas variables que conforman dicha cultura.

Por estar tan centrados en los resultados externos, los líderes pueden dejar de percibir los dinamismos internos que se dan dentro de la cultura organizacional. No basta implementar herramientas o sistemas si éstos no contienen un hábitat cultural apropiado en el cual las personas puedan desarrollarse y relacionarse adecuadamente.

Una cultura basada en el desarrollo humano integral permite alcanzar los resultados a medianos plazo sin oponerlos a las necesidades de sus miembros, generando así un modelo sustentable desde el cual la persona aporta a los procesos de transformación cultural.