Entendiendo el verdadero sentido de la crítica

En lo cotidiano podemos palpar lo fácil que nos resulta criticar lo que no está bien,  pero nos cuesta más  brindar soluciones al problema.   La palabra «crítica» viene de verbo griego «krino» que significa «juzgar, valorar». Por lo tanto,   criticar no debe reducirse simplemente a evidenciar las faltas, sino reconocer los aspectos positivos de la realidad.

Existen una serie de vicios que desvirtúan la finalidad de una corrección constructiva, como es el caso de  los prejuicios, la tendencia a exagerar o ser intolerante ante los errores de los demás,  o el reaccionar de manera impulsiva en situaciones de presión.

 Los líderes de  la organización deben impulsar una cultura de  la transparencia y verdad donde se hablen los temas con claridad y respeto.  Es nefasto, por ejemplo, hablar a espaldas del otro.  Si bien  no se debe tener miedo a poner los temas difíciles sobre la mesa, la finalidad no debe ser descalificar a la persona o desprestigiarla.

Es fundamental distinguir siempre dos cosas: el error y la persona que lo comete.  La rectitud de intención  implicaría evaluar si al criticar lo hacemos porque nos molesta algo o  porque realmente queremos ayudar a la persona.   Adicionalmente, hay que considerar que la corrección se realice en el momento y el modo oportuno, así como en la circunstancia apropiada.  Por ejemplo, si se corrige de forma irónica, con impaciencia o en público, puede indisponer a la persona a aceptar lo que se le dice.

 Una crítica auténtica valora los  aspectos positivos de la persona y en su posibilidad de cambio. Esta convicción no se adquiere a través de una técnica aprendida, sino de la consciencia que todos podemos usar  rectamente nuestra libertad  para emprender el camino correcto, incluso si en ocasiones se ha errado en medio del trayecto. Para ello, es importante encontrar puntos de apoyo en base a las fortalezas del trabajador y señalar una ruta clara a seguir para prevenir el desaliento o frustración de no alcanzar cambios inmediatos. De esta forma seremos activos cooperadores en la consecución de los objetivos en cada uno de los miembros de la organización.

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