LONGANIMIDAD ANTOLOGIA
Introducción: No todas las oportunidades deben ser tomadas sin el debido discernimiento
La longanimidad (del latín longus, largo + animus, alma: largo sufrimiento) o perseverancia nos ayudan a mantenernos fieles al Señor a largo plazo. Impide el aburrimiento y la pena que provienen del deseo del bien que se espera, o de la lentitud y duración del bien que se hace, o del mal que se sufre. La longanimidad hace, por ejemplo, que al final de un año consagrado a la virtud seamos más fervorosos que al principio.
La longanimidad es semejante a la paciencia: Es una disposición estable por la que esperamos con ecuanimidad, sin quejas ni amarguras, y todo el tiempo que Dios quiera, las dilaciones queridas o permitidas por Él, antes de alcanzar las metas ascéticas o apostólicas que nos proponemos.
Este fruto del Espíritu Santo da al alma la certeza plena de que -si pone los medios, si hay lucha ascética, si recomienza siempre- se realizarán esos propósitos, a pesar de los obstáculos objetivos que se pueden encontrar, a pesar de las flaquezas, de los errores y pecados, si los hubiera.
En el apostolado, la persona longánime se propone metas altas, a la medida del querer de Dios, aunque los resultados concretos parezcan pequeños, y utiliza todos los medios humanos y sobrenaturales a su alcance, con santa tozudez y constancia.
El Señor cuenta con el esfuerzo diario, sin pausas, para que la tarea apostólica dé sus frutos. Si alguna vez éstos tardan en aparecer, si el interés que hemos puesto por acercar a otros a Dios parecieran estériles, el Espíritu Santo nos dará a entender que nadie que trabaje por el Señor con rectitud de intención lo hace en vano. La longanimidad se presenta como el perfecto desarrollo de la virtud de la esperanza. No posee este fruto quien es poco confiado en el Señor; quien ve todo oscuro, pesimista y que no sabe esperar, compadecer y socorrer oportunamente al prójimo. Quien es longánimo no se fía de sí mismo, pero sí de Dios, no se basa en sus propias fuerzas, sino en la ayuda de la gracia divina. Incluye dominio de si. Sugiere tolerancia movida por amor y el deseo de paz. San Pablo nos dice: “¿Desprecias, tal vez, sus riquezas de bondad, de paciencia y de longanimidad, sin reconocer que esa bondad de Dios te impulsa a la conversión?” (Rom 2,4).
Sugerencias, comentarios, propuestas, envíalas a Padre Hugo Tagle Moreno, autor de Virtudes Cotidianas TERMINOLOGIA
- Grandeza y constancia de ánimo en las adversidades.
2. Benignidad, clemencia, generosidad.
Longanimidad, del latín longanimĭtas, -ātis es una hermosa palabra que designa la loable virtud de tener y preservar grandeza y constancia de ánimo en las adversidades, y por extensión, mostrar un talante benigno, clemente y generoso…
…Magnanimidad, generosidad, nobleza o liberalidad son palabras afines a nuestra voz del día, aunque cada una presenta sus matices diferenciadores…
Longanimidad es una virtud que significa tener paciencia de largo aliento, de esas como la del pueblo de Israel que aún espera la venida del Mesías prometido.
Otro enfoque del mismo concepto, aplicado a las relaciones interpersonales, podría describir longanimidad como la capacidad para saber entender, soportar y perdonar los defectos del prójimo y sus debilidades y tratarle de forma ecuánime y cortés haciéndole saber con el ejemplo que su conducta o sus acciones no son las más apropiadas…
Longanimidad
(Una cualidad de carácter urgentemente necesitada en la iglesia)
Definición:
- Extremada paciencia.
- Diccionario de la Lengua Española: Grandeza y constancia de ánimo en las adversidades; benignidad, clemencia, generosidad.
- Inglés: “longsuffering”, sufrir largamente. Soportar por largo tiempo injurias, insultos, problemas y dificultades. 1 Cor. 13:4, “el amor es sufrido”. 2 Tim. 2:3, “sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”.
- Diccionario Expositivo (Vine): “La longanimidad es aquella cualidad de auto-refrenamiento ante la provocación que no toma represalias apresuradas ni castiga con celeridad; es lo opuesto de la ira y se asocia con la misericordia…”
- Longanimidad es característica de Dios.
- Rom. 2:4, “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad (bondad), paciencia y longanimidad (magnanimidad), ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?” 3:25, “a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, a fin de demostrar su justicia, porque en su tolerancia (paciencia) Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente”. En estos textos los dos términos (longanimidad, paciencia) se refieren al retrasar el castigo.
- 2 Ped. 3:15, “la paciencia (longanimidad) de nuestro Señor es para salvación”. V. 9, “El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es paciente (longánimo, magnánimo, generoso) para con vosotros, porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento”.
- 1 Ped. 3:20, “en otro tiempo fueron desobedientes, cuando en los días de Noé la paciencia (longanimidad) de Dios esperaba, mientras se construía el arca”.
— ¿Por cuánto tiempo esperaba? 120 años (Gén. 6:3, “Entonces Jehová dijo: “No contenderá para siempre mi espíritu con el hombre, por cuanto Él es carne, y su vida será de 120 años.”
— Este texto no fija lo largo de la vida humana, sino que se refiere al tiempo que Dios daría a los que vivieron en esa época para arrepentirse. Esto enfáticamente demuestra a todos que el juicio de Dios (el diluvio) era justo.
- Si la raza humana está resuelta a ir a la perdición, tiene que hacerlo ante tales manifestaciones de la gracia (y longanimidad) de Dios.
— Juan 3:16, 17, “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él”.
— Tito 2:11, “la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres”.
- Éxodo 34:6, “Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad”.
- Por eso, es característica de los hijos (imitadores) de Dios.
- Efes. 5:1, “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”.
- Gál. 5:22, 23, “Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia (longanimidad), benignidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio”.
— v.26, “No seamos vanidosos, irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a otros.
— Gál. 6:1, “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”.
- Efes. 4:2, “con toda humildad y mansedumbre, con paciencia (longanimidad) soportándoos los unos a los otros en amor”.
— v. 31, 32, “Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia. Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo”.
- Col. 3:12, “Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestíos de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia (longanimidad)”.
- 2 Tim. 4:2, “Predica la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; convence, reprende y exhorta con toda paciencia (longanimidad) y enseñanza”.
- Heb. 6:12, “a fin de que no seáis perezosos, sino imitadores de los que por la fe y la paciencia (longanimidad) heredan las promesas”.
- Sant. 5:10, “Hermanos, tomad por ejemplo de aflicción y de paciencia (longanimidad) a los profetas que hablaron en el nombre del Señor”.
- 1 Tim. 1:16, “No obstante, por esta razón recibí misericordia, para que Cristo Jesús mostrase en mí, el primero, toda su clemencia (longanimidad), para ejemplo de los que habían de creer en Él para vida eterna”
III. Lo opuesto de la longanimidad – impaciencia, intolerancia, enojo no controlado.
- Carácter fuerte (genio fuerte). Los tales se impacientan mucho, se enfurecen muy pronto. Son impulsivos, precipitados. Se enfadan y reaccionan antes de pensar. Hay muchos dichos para describir a los tales, como “perder los estribos”. En inglés: “he has a short fuse” (tiene mecha corta); “he blew a fuse” (quemó un fusible).
- El mal genio ha destruido muchas relaciones, amistades, matrimonios, empleos, negocios, y aun iglesias. La persona de mal genio simple y sencillamente no está convertida, Rom. 6:6, 12, 13. Falta de paciencia es falta de amor. 1 Cor. 13:4-7.
- El mal genio da rienda suelta al enojo. Prov. 29:11, “El necio da rienda suelta a su ira (como en las novelas), pero el sabio la reprime”.
- Dar rienda suelta a las emociones cuando enojado es como arrojar piedra al avispero. Prov. 14:17, “El hombre pronto a la ira obra neciamente… 29 el de espíritu apresurado hace resaltar la insensatez.”
— El hombre enojado da patadas al carro; arroja los palos de golf al agua. Prov. 29:22, “el hombre violento abunda en transgresiones” (“transgresiones”: grita, maldice, amenaza, usa palabras abusivas e hirientes, pelea, calumnia). Muchos hijos son criados en tal ambiente. ¿Qué se espera de ellos?
- Con longanimidad ponemos freno en la boca, Sant. 3:3; 1:26, si “no refrena su lengua… la religión del tal es vana”. Prov. 25:28, “Como una ciudad cuya muralla ha sido derribada, es el hombre cuyo espíritu no tiene freno”.
- Con longanimidad no criticamos y condenamos cuando ignoramos el caso. (Ilustración del hombre con bebé que lloraba. Alguien le dice, “Llévelo a su mamá”. El contesta, “Ella está en el vagón de equipaje en ataúd”).
- El enojo controlado apaga la contención. Prov. 15:1, “La suave respuesta aparta el furor, mas la palabra hiriente hace subir la ira”. Prov. 15:18, “El hombre iracundo suscita riñas, pero el lento para la ira apacigua contiendas”.
- ¿Qué efecto tiene el no tener longanimidad (mal genio, enojo no controlado) sobre nosotros y sobre otros?
- Indica que uno no tiene dominio propio. Prov. 16:32, “Mejor es el lento para la ira que el poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad”.
- Hace que abandone la razón y hable o actúe de manera insensata. Prov. 14:17, “El hombre pronto a la ira obra neciamente… 29 hace resaltar la insensatez”.
- Deja la impresión que es débil y que actúa como niño consentido que siempre se sale con la suya. Como niño con “pataleta” (convulsión violenta de enojo).
- Evita que sea anciano de la iglesia, Tito 1:7.
- Pone en gran peligro su alma, Mat. 5:22, “cualquiera que le llama ‘fatuo‘será expuesto al infierno de fuego”.
- Por eso, Santiago 1:19, “Todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira”; 4:7 “resistid al diablo y huirá de vosotros”.
Conclusión.
- Con longanimidad somos pacientes, sufridos, controlamos el enojo. Prov. 14:29, “El lento para la ira tiene gran prudencia”; 19:11, “La discreción del hombre le hace lento para la ira, y su gloria es pasar por alto una ofensa”.
- Efes. 4:26, “Airaos… pero no pequéis…” El controlar el enojo es tarea muy difícil; frecuentemente nos hace pecar.
- Por eso, “no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Si permanece en el corazón, puede producir malicia y amargura. El único camino a seguir es buscar arreglo inmediato.
- Que el día del problema (el disgusto, la ofensa, etc.) sea el día de la reconciliación. Muy pronto el enojo degenera en odio, resentimiento y el guardar rencor.
- “ni deis oportunidad al diablo”. El se aprovecha del enojo para causar mucho daño. El altercado no resuelto es oportunidad para producir enemistad y división.
- Prov. 16:32, “Mejor es el lento para la ira que el poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad”.
GUARDINI
La sabiduría consiste en saber el tiempo de cada cosa… De modo perfecto casi nadie lo aprende, por una simple razón: el hombre vive en continuo estado de desorden que nace de la impaciencia. Quiere que las cosas se hagan exactamente a su medida y de este modo las estropea… El hombre empuja a otros a que hagan algo, sin dejarlos madurar en su proyecto y sin prepararlos convenientemente para qué elaboren sus programas en forma clara y precisa sobre los objetivos a lograr: entonces cualquier tentativa de actividad resultará mediocre, poco sólida, y de poca duración. La sabiduría y la paciencia son una misma cosa y el hombre no tiene ni la una ni la otra.
Dios.. es el orden viviente de la sabiduría. Goza viendo cómo las cosas tienen su propio tiempo y su propio lugar. Tiene la paciencia creadora que le permite desarrollar el sentido de las cosas hasta su total perfección. (pp66-7)
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