El avance tecnológico permite estar conectados de manera permanente con realidades diversas lo cual nos permite tener una visión amplia y nos abre un horizonte de oportunidades en el mundo empresarial. Este acceso de información ilimitada puede llevar a una especie de sobrecarga que quite lucidez para enfocarse en los aspectos relevantes.
Haciendo una analogía de nuestra capacidad de asimilación con la informática podíamos expresarlo de la siguiente manera:
Muchas veces estamos sobrecargados ante tantas situaciones que debemos atender cotidianamente. Es como una computadora que está colgada por la cantidad de programas que se encuentran abiertos a la vez. Debemos ir aprendiendo a cerrar algunos de ellos, y abrirlos según la importancia y urgencia. Se trata de dosificar energías. No podemos abrir todos los programas a la vez ni darle a cada uno el carácter de urgente.
Siguiendo con la analogía de la computación debemos también evitar que ingresen distintos tipos de virus a nuestra computadora (situaciones externas que ejercen un atractivo o interés que puedan ir desvirtuando nuestras opciones y prioridades).
Existe a su vez el riesgo de la dispersión y falta de foco si no se tienen claros criterios de priorización en las múltiples tareas que se presentan.
Estudios: La ineficiencia del Multitasking. Retomar la tarea a veces toma más tiempo que dedicarle un espacio prolongado y continuo a dicha responsabilidad.
Por otro lado, debemos tener espacios de interiorización donde me aparto de dichos programas y otros momentos donde la reflexión y vida interior permita ganar más memoria (en el disco duro) para poder tener más información (abarcar más realidades sin que la computadora se cuelgue).
A continuación detallamos algunas recomendaciones para mantenernos enfocados :
Necesidad de dar el espacio de mayor calidad de tiempo a lo que es realmente importante (no necesariamente urgente). Por ejemplo, la visión de futuro, meditar, etc.
Tener espacios definidos para contestar demandas de otras personas (mails por ejemplo)
Definir lo que es realmente importante y darle ese espacio (no negociable)
Aprender a discernir lo que requiere o no de nuestra atención. Peligro cuando nuestro actuar no contempla un cierto orden o jerarquía de prioridades, sino que depende de estímulos o motivaciones que no tienen un discernimiento objetivo.
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